
Piense que el producto que ofrezca a sus clientes es la imagen que estos tendrán de usted y de su empresa. ¿Qué pensarían estos clientes si recibieran un producto defectuoso? Y si, además, ese producto afecta a algo tan importante como es la comunicación, podría enfrentarse a dos problemas.
El primero, que el cliente recibiera un texto con faltas ortotipográficas, es decir, un producto con defectos, que dañaría su imagen y la de su empresa. El segundo, que el cliente recibiera un texto mal redactado, lo que llevaría a la incomprensión de su producto y al malestar del cliente. Y un tercer problema: que el cliente recibiera un texto con una redacción ambigua y se produjese un malentendido, lo que conllevaría para usted múltiples problemas para solventarlos.
Para evitar estos problemas están los correctores de estilo y los correctores ortotipográficos.
Pero, ¿qué es la correción de estilo? Un corrector de estilo tiene como objetivo eliminar los errores y las imprecisiones de vocabulario.
En el lenguaje jurídico-administrativo esto es muy importante (le recomendamos la lectura de nuestro artículo sobre el lenguaje jurídico-administrativo). Este lenguaje técnico se caracteriza, entre otras cosas, no solo por su precisión sino también por su opacidad, falta de naturalidad y oscurantismo. Esto supone que una gran parte de la población tenga problemas para comprender este tipo de textos. En este sentido, un corrector de estilo adaptaría este lenguaje técnico al español común para ofrecer al cliente un lenguaje claro.
Por otra parte, un corrector de estilo aumentaría la riqueza léxica y eliminaría los vicios léxicos propios del autor del texto o de la tipología del mismo. En general, los textos jurídico-administrativos están llenos de estos vicios léxicos y de expresiones estereotipadas («Que estimando como estimo…», «A tenor de…», «Mediante…», etc.). Esta idea está conectada con lo que explicábamos en el párrafo anterior.
Además, el corrector de estilo trabajará para solventar las inconsistencias sintácticas y dar mayor fluidez al texto; corregir los errores gramaticales y ajustar el texto a las normas y los usos asentados en nuestra lengua; y, en definitiva, hacer que el texto sea comprensible para el lector al que va destinado.
Y, el corrector ortotipográfico, ¿para qué sirve? Se suele decir que si bien la corrección de estilo es importante, la correción ortotipográfica es imprenscindible. Así, el trabajo del corrector ortotipográfico consiste en:
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- corregir los errores ortotipográficos y de puntuación (uso de los signos de puntuación, uso de las negritas, cursivas, etc.);
- ajustar la ortografía a las normas actualizadas de la RAE (2010);
- unificar criterios en aquellas cuestiones que no están sujetas a una normativa;
- corregir errores ortográficos;
- corregir errores gramaticales.
Desde el Laboratorio para la Igualdad de Oportunidades (LIO-Social), a través de nuestro departamento especializado LIO-Lingüístico, ofrecemos estos servicios a empresas, bufetes de abogados y administraciones públicas. Si está interesado en nuestro trabajo, puede ponerse en contacto con nosotros a través del correo del responsable del área de lingüística, José Gallego Leal, traductor, corrector y autor de nuestro curso sobre español jurídico para estudiantes de español como lengua extranjera: jose.gallego@liosocial.es. Resolveremos todas sus dudas sin compromiso.
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