De los plenos y el rechazo a los pobres

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El rechazo a los pobres ha vuelto de la mano de Vox al Ayuntamiento. Cualquiera que lea estas líneas y conozca lo que pasa en su barrio, en su calle o a sus vecinos, lo entenderá a la primera. La bestialidad que al equipo de Zambrano se le ha ocurrido llevar a Pleno va en la línea de Vox, fuera de lo que pasa en La Isla: considera una “necesidad” el “eficaz seguimiento y represión de la venta ambulante ilegal”. Por eso lo lleva al segundo Pleno ordinario municipal, justo después de subirnos el recibo del agua.

El rechazo a los pobres fue concretado en una palabra que abrió los telediarios: Aporofobia. La filósofa Adela Cortina creó esta palabra y en 2017 ganó el reconocimiento a Palabra del Año. A pesar de eso, en La Isla contamos con pocos datos rigurosos sobre la pobreza. Ninguno es de Vox. Calor en la Noche asistió en 800 ocasiones a personas sin hogar en nuestra ciudad. Cáritas respondió a 3005 cañaíllas que acudieron a sus oficinas. Y aun pobres, aun sin recursos, hay quienes usan su fuerza de trabajo para vender lo poco que pueden.

El rechazo a los pobres es marca de Vox. Contra los pobres, seguimiento. Contra los pobres, represión. En el imaginario de Vox, los pobres se esconden para no pasar vergüenza. En el imaginario de Vox, los pobres se agachan, ponen la mano y dan las gracias. En el imaginario de Vox, los pobres no se organizan ni se rebelan contra su situación. En el imaginario de Vox, los pobres son los otros.

Tú, que posiblemente apenas llegas a final de mes entre facturas, hipoteca y los gastos diarios, también eres pobre. Tú, que no puedes organizar tu vida de aquí a unos meses, también eres pobre. Y si tienes un poco de suerte y vives en La Isla, mira y escucha a tu alrededor. Posiblemente no rechaces a los pobres. Posiblemente no seas de Vox.

Autor: PABLO J. MEDINA




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