
No sé hasta qué punto la ciudadanía controla o valora la calidad de las intervenciones que realizan nuestros representantes en los plenos. Se supone que en ese espacio es donde tienen que demostrar cierta altura a la hora de defender sus propuestas, o de justificar el dinero que cobran (la media liberación de algunos concejales son casi 2000 euros mensuales… y si nos vamos a las liberaciones completas…).
A mí me llama mucho la atención de Fran Romero, porque lleva casi 20 años cobrando como concejal habiendo pactado con PP, con PSOE y, porque ahora en la oposición sigue cobrando el sueldo que tenía cuando estaba en el gobierno. Un ausente habitual de las causas de los servicios públicos que ahora sí va a manifestaciones y reuniones en los que se sienta con representantes de colectivos no precisamente conservadores.
Su capacidad para demostrar lo poco que le importa defender o rechazar un mismo asunto adquiere ya dimensiones de leyenda. La última vez lo pudimos comprobar en el mes de abril, cuando defendió una moción para conocer el grado de cumplimiento de las mociones aprobadas. En febrero de 2015, el grupo municipal de Izquierda Unida presentó la misma moción y… adivinen qué voto aquel Fran Romero que cogobernaba con Loaiza: efectivamente, votó en contra. Sin intervenir.
Un calco de lo que ha pasado con la concejala Regla Moreno de Ciudadanos. A dicha moción de Izquierda Unida votaron a favor. Ahora que está en el gobierno, votan en contra.
La ciudadanía debe tomar nota de estas incoherencias (o muestras de tener poca vergüenza). No se puede renovar el apoyo a este tipo de candidatos capaces de votar a favor y en contra sobre los mismos asuntos según estén en el gobierno o en la oposición.